Hasta no hace mucho tiempo, la forma habitual de conectar periféricos externos a un ordenador personal se realizaba mediante una conexión paralelo o serie. En sus orígenes, el puerto paralelo fue diseñado para realizar transferencias de datos desde el ordenador personal hacia un periférico muy concreto, la impresora. Y dado que la impresora es un periférico de salida, únicamente se contempló el flujo de datos unidireccional hacia ella quedando relegado el retorno a unos cuantos indicadores (bits) de estado. Posteriormente, en un intento de superar las limitaciones del puerto paralelo estándar (Standard Parallel Port), se realizaron mejoras sobre el diseño original haciéndolo bidireccional y aumentando la velocidad de transferencia, apareciendo el puerto paralelo mejorado (Enhanced Parallel Port). Por el contrario, el puerto serie fue originalmente diseñado para conectar un periférico bidireccional, el módem. Esta bidireccionalidad inherente junto con la simplicidad en su uso, convirtió al puerto serie en la forma de conexión más recurrida en periféricos hechos a medida que precisaban de un intercambio de datos con un ordenador personal.
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