Los yacimientos paleontológicos de Incarcal (Crespià, NE de la Península Ibérica), datados del Pleistoceno inferior, fueron descubiertos alrededor del año 1968, coincidiendo con el inicio de los trabajos de explotación de las calizas de la cantera de Cal Taco. A partir de aquel momento, y sobre todo en la década de los 70, se prospectan periódicamente y se empiezan a estudiar. Los resultados de esta primera fase de investigación se publican en 1984. También es en 1984 cuando se inician las excavaciones de estos yacimientos.
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