Al comienzo de su reinado Felipe IV recorrió las tierras del Mediodía con su valido Olivares en un viaje donde el duque de Medina Sidonia organizó en Doñana un banquete pantagruélico. Quevedo formó parte del cortejo real y narró en tono jocoso el paso por Jaén durante una tormenta que casi desbordó el Guadalquivir y que convirtió los caminos en un lodazal.
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