El cine nació como un espectáculo colectivo en grandes salas, con imágenes proyectadas en una gran pantalla en una sala oscura a 24 fotogramas por segundo. Sin embargo, hoy día, con el avance del streaming, lo más común es que los productos audiovisuales se consuman de manera individual, en televisores, tablets, ordenadores, o incluso en las minúsculas pantallas de los teléfonos móviles. Si ha cambiado la forma de recepción, ha cambiado también el contenido: las series continuas se hacen más populares, mientras que el llamado cine de arte o independiente tiende a limitarse a un público cada vez más reducido.
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