Este artículo presenta tres opciones distintas al alcance de las nuevas generaciones argentinas en los años 20 representada por José Ingenieros, prominente figura del positivismo cientificista argentino, en contraste a las propuestas de sensibilidad vitalista y de renovación cultural diseminadas por Ortega en 1916 desde la cátedra de la Institución Cultural Española, y por Eugenio D'Ors en su visita de 1921 a Córdoba y Buenos Aires. Estas propuestas divergentes provocaron una división generacional que sacó a la superficie inquietudes sociales, científicas y culturales en naciones sudamericanas jóvenes que analizaban críticamente el pensamiento filosófico orteguiano de cara a sus propias necesidades reformistas e intelectuales y desde un punto de vista americano.
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