La ardua complejidad que envuelve al adecuado tratamiento del Descuento de Efectos, con frecuencia, depara un empleo ineficiente de esta figura para la atención de la liquidez exigida por los avatares del circulante. Ello, incluso, ha alentado a prescindir de este recurso en algunas empresas, acogiéndose a otros medios suplementarios de financiación. En la actualidad, estas dificultades se salvan con el respaldo de herramientas informáticas auxiliares de gestión de tesorería que incluyen estas prestaciones, favoreciendo la explotación de todas las virtudes que acompañan al Descuento de Efectos, al alcanzar, en todo momento, la mejor adaptación de nuestra cartera a las sucesivas necesidades en volumen y plazo, derivando ello en la consecución de relevantes reducciones de gastos financieros.
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