La creación del Monasterio de Los Remedios constituyó la indisimulada respuesta a la proliferación femenina en los hogares de elite. Los padres fundadores, los encomenderos de La Plata, buscaron entre sus paredes depositar a las hijas que, en un intento de preservación de sus noveles fortunas, habían decidido casar con Dios, un candidato óptimo y sensiblemente más económico que los aspirantes a las suculentas dotes que las familias debían enterar para exhibir opulencia y prestigio sin licuar su capital económico. Tras los fundadores hallamos a una dama, la encomendera y tres veces viuda doña Petronila de Castro, benefactora y precursora del cenobio femenino en el que depositó hijas, sobrinas y nietas. Para ella el convento se constituyó en espacio de sociabilidad como prolongación de su cercana casa poblada, siendo testigo de ingresos forzados, voluntades compradas, filiaciones soterradas y transgresiones impensadas amparadas en el ámbito sagrado de sus redes sociales.
The creation of the Monasterio de Los Remedios represented the undissimulated answer to the multiplication of women in the homes of the elite. Its founding fathers, the encomenderos of La Plata, sought to place in its walls the daughters who, intending to preserve their recent fortunes, decided to marry God, a great candidate, sensibly less expensive than the postulants to succulent dowries that the families would have to bury in order to exhibit opulence and prestige, without exhausting their economic capital.
Among the founders, there was a lady, the encomendera and thrice-widow doña Petronilla de Castro, benefactor and forerunner of women’s monasteries, in which to deposit daughters, nieces and grand-dauthers. For her, the convent was the sociability space as an extention of their neighboring houses. They witnessed forceful admitions, purchased desires, buried kinships and reckless transgressions based on the sacredness of their social networks.
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