La compleja situación de la arquitectura y la cultura del siglo XVIII se manifestó en una gran variedad de formas, incluyendo modelos tomados de China, que respondían al gusto de la clientela. Sir William Chambers confirió una articulación convincente a estas tendencias con su Pagoda de los Jardines de Kew, construida entre 1751 y 1762 por encargo del rey de Inglaterra. Chambers no copió ninguna de las pagodas que había podido ver en China, sino que dio una interpretación original de dicha tipología en el contexto del jardín, causando un gran impacto sobre otros arquitectos, entre los que destaca John Nash con su pagoda de St. James Park en Londres, de 1814, que resultó destruida por un incendio durante los festejos de su inauguración.
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