Este artículo no pretende entrar en la polémica sobre si el consumo de la violencia que nuestros menores y adolescentes realizan a través de las nuevas tecnologías aumenta su nivel de violencia en la vida real o no. Tampoco pretende ser un estudio científico que corrobore conclusiones significativas sobre si nuestros jóvenes de hoy son más violentos que los de generaciones pasadas. Tan solo se pretende describir a sus progenitores que desde el ordenador o con un smartphone en la mano con acceso a internet, nunca ha sido tan fácil para cualquier menor acceder a contenidos violentos como ahora. Y en el caso de que los progenitores ya no dudaran de la anterior afirmación, se persigue retratar diversos ejemplos para que sean verdaderamente conscientes de qué se habla cuando nos referimos a consumir contenidos violentos a través de las nuevas tecnologías: videojuegos, imágenes reales de violencia explícita extrema y contenidos pornográficos violentos
This article is not intended to get into the controversy over whether the consumption of violence that our children and teenagers perform through new technologies increases their level of violence in real life or not. Nor is intended to be a scientific study that corroborates significant conclusions about whether our young people today are more violent than those of generations past. It is only intended to describe to its parents that, from the computer or with a smartphone in hand with internet access, it has been easier for any minor to access violent content as now. And in the event that parents no longer doubt the above statement, it is also in the aim to portray various examples so that they are truly aware of what is being talked about when we are talking about consuming violent content through new technologies: videogames, real images of extreme explicit violence and violent pornographic content.
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