El dinero del Comercio del Perú que había pasado a Quito en 1740 fue visto por el virrey de Santa Fe y por el presidente de Quito como un recurso para paliar los problemas económicos derivados de la guerra de 1739-1748. En el presente trabajo se analizan sus diversas peticiones de fondos en 1740-1741, y especialmente la requisa de 100.000 pesos a uno de los comerciantes. El conflicto generado en torno a esta requisa también se analiza desde el punto de vista del enfrentamiento de la lucha por el poder en la que en esos momentos estaba inmersa la ciudad de Quito.
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