En este artículo se buscan respuestas en relación a la negativa de las élites políticas brasileñas a implementar políticas de carácter socio-redistributivo, cuestionando así las razones del aumento de las desigualdades sociales en un país rico como Brasil. En el análisis de estas élites destaca la existencia de prácticas clientelistas llevadas a cabo desde el propio Estado, en las que adquiere especial relevancia la distribución regional de las élites desde el siglo XIX. Con el tiempo, la complejización de la sociedad brasileña permite un cierto cambio político que conlleva la aparición de organizaciones políticas y de asociaciones, principalmente en los Estados más ricos como son Sao Paulo y Río de Janeiro. Sin embargo, se mantienen los desequilibrios redistributivos entre los tres Brasiles. En un segundo momento se ponen en relación estos elementos anteriores con el grado de instrucción del electorado brasileño.
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