En el año 1999 Juan Somavia, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentó la memoria Trabajo Decente introduciendo este concepto con cuatro objetivos estratégicos: los derechos del trabajo, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social.
También, el logro de metas amplias como la inclusión social, la erradicación de la pobreza, el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo integral y la realización personal. Se establecían así los estándares internacionales que debe reunir una relación laboral para que el trabajo se realice en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. «Libre, creativo, participativo y solidario», diría Francisco (EG).
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