La cerámica convencional se considera como un sistema constituido por dos fases, una cristalina y otra vítrea. Sin embargo, esto es erróneo : ya que, en realidad, se trata de un sistema de tres fases, siendo la tercera los espacios vacíos, los cuales pueden ser poros o grietas. El importante papel de esta tercera fase nadie lo discute aún cuando su valoración exacta es difícil (1). El poro o espacio vacío es un constituyente estructural de cualquier producto cerámico.
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