El nombramiento de Federica Mogherini como jefa de la diplomacia europea, a finales del año 2014, precedió a un gran crecimiento de la crisis migratoria durante el año 2015, registrándose un fuerte incremento de los flujos con destino a los países meridionales de la UE. Todo ello implicó la adopción de nuevas políticas migratorias en el seno de la Unión, y el establecimiento de unas líneas de colaboración con terceros países, para lograr un control eficaz de la migración. Dichas medidas han tenido un impacto sobre los flujos migratorios, pero la inestabilidad en países africanos y la falta de acuerdo entre los países europeos sugieren que aún queda mucho camino por recorrer.
The designation of Federica Mogherini as the head of European diplomacy, at the end of 2014, took place just before the growth of the migration crisis during 2015 and a big increase in the migrant flows arriving to the southern countries of the EU. New migration policies were needed to be taken by the UE, and the collaboration with third countries, to achieve effective migration control. These measures have had an impact on migration flows, but instability in African countries, and the lack of agreement between European countries, suggests that there is still much more to do.
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