Desde las pasadas décadas, la industria automotriz busca mejorar la eficiencia de los automóviles mediante la reducción del peso cuidando a su vez la seguridad de los pasajeros. Esto es posible mediante el desarrollo de nuevos acero como los denominados de 3.ª generación, es decir, aceros avanzados de alta resistencia, y más específicamente los aceros producidos mediante el proceso de temple y particionado (Q&P por sus siglas en inglés). Estos aceros cuentan con buenas propiedades de conformabilidad y resistencia debido a la microestructura formada por fracciones de martensita revenida y austenita retenida. El proceso de temple y particionado se basa principalmente en dos pasos: el primero lleva al acero a una temperatura de austenizado parcial o completo, seguido de un tratamiento de temple interrumpido, en el cual se formará cierta fracción de martensita. El segundo paso consta de un tratamiento de particionado, en el cual el carbono difundirá de la martensita hasta la austenita remanente en la microestructura pudiendo estabilizarla a temperatura ambiente tras un segundo temple hasta temperatura ambiente. Al final del proceso Q&P, la microestructura obtenida estará formada por martensita revenida, martensita fresca y una fracción de austenita retenida.
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