La construcción del discurso propositivo y normativo de derechos humanosuniversales por la ONU, llamado a modelar una praxis mundial democrática, fue un proceso necesario y oportuno, pero erizado de dificultades. Para acercar posturas y vencer las dificultades, la ONU recurrió desde el principio al posibilismo, la laxitud de los controles, y la fragmentación de la propuesta de reconocimiento de derechos, de modo que, como mal menor, los Estados pudieran adherirse al proyecto axiológico de convergencia en mínimos progresivamente y “por parcelas”. Dicha estrategia, al principiocoronada por el éxito, permitió avanzar, a costa de la coherencia lógica, pero va revelando cada vez mayores fisuras operativas, a medida que la ONU asume las crecientes demandas de colectivos con intereses diversos y a veces confrontados. Dichas fisuras son aprovechadas por los promotores de “discursos alternativos de derechos”, neoconservadores, patriarcales, religiosos, polí ticos, relativistas, comunitaristas, soberanistas, o neoliberales, que, aprovechando las debilidades procedimentales en elsistema de implementación del discurso de los derechos humanos y la creciente obsolescencia y deslegitimación de la estructura de las Naciones Unidas, donde éste se consensúa, erosionan la solidez de dicho constructo discursivo, su mayor logro. Concluye la autora que no hemos de abandonar el barco necesario para nuestro viaje planetariocuando el casco hace agua, sino taponar las grietas.
The construction of the proactive and normative discourse of universal human rights by the UN, in order to design a democratic world praxis, was a necessary and timely process, but bristling with difficulties. To approach positions and overcome the difficulties, from the beginning, the UN drew on to possibilist attitude, the laxity of controls, and the fragmentation of the proposal of recognition of rights, so that, as a minor wrong, States could adhere to the axiological project of convergence in minimum progressively and “by areas”. This strategy, at first crowned by success, allowed progress, at the expense of logical coherence, but it reveals increasing operational fissures, as the UN assumes the growing demands of groups with diverse and sometimes opposedinterests. These fissures are exploited by the promoters of “alternative rights discourses”, neoconservatives, patriarchal, religious, political, relativist, communitarian, sovereign, or neoliberal, who, taking advantage of the procedural weaknesses in the system of implementation of the discourse of human rights and the growing obsolescence and discredit of the structure of the United Nations, where it is agreed, erode the solidity of this discursive construct, its greatest success. The author concludes that we must not abandon the ship necessary for our planetary journey when the hull makes water, but to plug the cracks
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