Sevilla, España
Las paces de Westfalia en 1648 se suelen describir como el cimiento sobre el que se construyó un sistema de relaciones internacionales sustentado en el equilibrio de poderes entre estados plenamente soberanos y desligados de toda autoridad supranacional. Según este esquema interpretativo, durante la segunda mitad del siglo XVII se pondrían las bases del triunfo del moderno estado-nación y se desarrollaría un complejo entramado de garantías destinado a evitar la consolidación de toda potencia hegemónica en Europa. Mediante la puesta en marcha de mecanismos de control colectivo y a través de congresos multilaterales destinados a garantizar la estabilidad internacional, los componentes religiosos o los lazos de dependencia jurisdiccional con respecto a entidades superiores como el Emperador o el Papa se verían desplazados por las exigencias de la razón de estado única capaz de asegurar la completa autonomía de cada ente soberano sobre sus respectivos territorios. Sin poner en cuestión el alcance de dichos tratados, y a través de un detenido seguimiento del proceso de negociación diplomático entablado entre la Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas, que culminaría con la firma del primero de los tratados bilaterales alcanzados en Westfalia, en esta contribución consideramos necesarios subrayar no sólo las novedades sino también las notables continuidades y los antecedentes en las formas de negociación diplomática. Para ello se pone el acento en cuestiones como la creciente influencia de los componentes mercantiles y coloniales, el papel activo de los agentes locales en el trazado de las nuevas fronteras o la pérdida de peso del protagonismo ejercido hasta entonces por las cuestiones religiosas.
The Peace of Westphalia of 1648 is generally presented as the foundation of a system of international relations based on the principle of balance between fully sovereign states, independent from any form of supranational authority. According to this interpretative framework, the triumph of the modern nation-state and the formation of a series of check and balances designed to prevent the emergence of hegemonic powers in Europe germinated during the second half of the 17th century. With the creation of collective control mechanisms and the organisation of multilateral congresses that allegedly guaranteed international stability, religious and jurisdictional ties that bound states to superior entities, such as the Pope or the Emperor, were displaced by a univocal raison d'etat, without which rulers could not aspire to enjoy full sovereignty over their respective territories. Without questioning the farranging consequences of these treaties, and after examining in detail the diplomatic negotiations that led to the Peace of Münster between the Spanish Monarchy and the Dutch Republic, the first of the bilateral treaties signed in Westphalia, the present chapter argues that, even if the treaty brought about great changes, substantial continuities can also be attested, while paying attention to the background of the diplomatic negotiations. In order to achieve this, emphasis will be laid on such aspects as the growing importance of mercantile and colonial factors, the active role played by local agents in the drawing of new frontiers, and the increasingly secondary part played by religious matters.
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