Este artículo presenta una reflexión en torno a la construcción de ciudadanía, a partir de un diálogo entre la filosofía y la literatura, con el fin de encontrar ese entre nos que las relaciona y los modos en que afectan a los sujetos. En particular, el documento se centra en la comprensión del mal político, a través de la posibilidad de situarlo. Este ejercicio permite que se haga un juicio sobre las acciones que acometen los hombres y los marcos de interpretación que configura el poder para dominarlos.
Una vez se reconoce este dominio, se da paso a la idea del hombre compasional, como aquel que puede ejercer un tipo de ciudadanía diferente, que ataca la idea de servidumbre voluntaria y la esclavitud que se promueven. La intención central está acompañada por la caracterización de las acciones del hombre y su posibilidad de ser un perturbador, capaz de mantener la política y la democracia en continuo movimiento.
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