La epidemia de coronavirus ha alcanzado un punto crítico. Los pasos dados, en especial por los dirigentes de Pekín, decidirán el futuro del virus y si se expande hasta convertirse en una pandemia internacional. Queda poco tiempo para que el gobierno chino prevenga una catástrofe.
¿Son creíbles los informes oficiales chinos en los que se asegura que sus esfuerzos están funcionando y la epidemia de coronavirus pronto tocará techo? Los augurios no son buenos. En su día ensalzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y científicos de todo el mundo por su respuesta rápida y transparente al nuevo virus Covid-19, China ahora se enfrenta a críticas internacionales y posibles protestas internas. El gobierno ha encubierto información, ha mentido y ha reprimido, pero no ha logrado detener el virus y puede estar alimentando su crecimiento.
Desde que la epidemia adquirió relevancia internacional a principios de enero, su evolución ha venido marcada por episodios sorprendentes, como cuando las autoridades anunciaron incrementos dramáticos en contagios. Un ajuste del 12 de febrero incrementó el número de infectados en la provincia de Hubei a 14.840 en un solo día, elevando el total nacional a 59.804. El ajuste, según el gobierno, respondía a una ampliación de la definición de la enfermedad en un solo lugar (Hubei), mientras las autoridades continuaban limitando sus descripciones de síntomas del Covid-19 en el resto del país, empleando la metodología anterior e identificando menos casos.
La muerte por neumonía del verdadero héroe en esta epidemia, el oftalmólogo Li Wenliang, revela el lado más oscuro del Partido Comunista de China (PCCh) y su esfuerzo por reescribir la historia de una epidemia supuestamente descontrolada. En diciembre de 2019, Li trató a pacientes en Wuhan con síntomas parecidos a los del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS). Informó a sus compañeros a través…
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