El cultivo de la vid hunde sus raíces en los tiempos de la historia de la Castilla agraria y forma parte de la cultura tradicional de muchas comunidades rurales. Y si bien es fácil encontrar elogios a los caldos de la región desde el medievo hasta el siglo XIX, no es menos cierto que desde finales de esta centuria se desdibuja esa imagen de prestigio. Sólo desde 1980, la calidad de los vinos de Castilla y León ha recuperado posiciones en el mercado nacional e internacional. Es el resultado de cambios notables en la regulación del viñedo, en las técnicas de cultivo y elaboración y en los gustos de los consumidores. Estos cambios, madurados a lo largo del tiempo en etapas bien diferenciadas, tienen consecuencias destacadas en las comarcas vitivinícolas de Castilla y León.
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