La calidad en la participación, un buen nivel de acuerdo en los premios y el contacto entre los profesionales, fueron los grandes éxitos del Festival de Donostia. Sin embargo, el certamen resultó inusitadamente frío en su vertiente competitiva, y no llegó a despertar pasiones encontradas. Ni siquiera el que cuatro agencias, todas ellas representadas en el jurado, acaparasen premios supuso que se excitaron los ánimos.
En definitiva, a pesar de los soles que se repartieron y del sol que brilló en San Sebastián durante todo el festival, la calidad, unánimemente reconocida por los asistentes, no se vio acompañada por la calidez.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados