Cuando el herbicida Roundup acababa con los algodoncillos de los campos de cultivo norteamericanos a inicios de este siglo, los expertos lo culparon del drástico descenso de las poblaciones de la mariposa monarca.
Pero desde entonces han surgido otros posibles responsables, como las alteraciones de los bosques situados en el extremo sur de su migración anual.
Ahora, preocupados por esta apreciada mariposa, debaten en torno a la amenaza real y el modo de conjurarla.
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