La época escolar supuso para Roald Dahl una experiencia muy dura. La rigidez de las normas y el régimen de disciplina estricta que presidían la vida de los alumnos en los internados en los que estudió marcaron de manera traumática su vida. El artículo analiza el modo en que el autor reflejó esas vivencias en su obra con relatos en los que la escuela alcanza una presencia destacada pero también con otras narraciones ajenas a ese contexto en las que ajusta cuentas por persona interpuesta con los individuos, maestros y alumnos mayores, que tiranizaron su infancia y adolescencia.
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