Justificar la guerra en defensa de la libertad y la democracia ha sido una constante en el discurso presidencial norteamericano en los dos siglos de historia de Estados Unidos. Pero en los últimos años, para persuadir a la opinión pública de la inevitabilidad de la guerra, los presidentes han recurrido cada vez más a argumentos basados en elementos retóricos emocionales, en el pathos, a lo que contribuye de manera significativa la televisión a partir de los años 60 del siglo pasado. El demócrata Barack Obama, pese a presentar un talante político alejado del de sus predecesores, mantiene en realidad la retórica y los mismos argumentos que aquéllos a la hora de justificar la guerra: la misión encomendada a Estados Unidos de sacrificarse por la libertad.
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