Durante dos años la sociedad española ha estado dando pasos de gigante para ganar el terreno perdido en estos últimos cuarenta años. Las nuevas estructuras políticas van a ofrecer nuevas posibilidades de actuación a todos los ciudadanos españoles. Para la Iglesia también ha comenzado una nueva etapa. Ante este horizonte esperanzador ¿cuál debe ser el comportamiento de nuestra Iglesia en la nueva sociedad que se está configurando, para que a un mismo tiempo sea fiel al mensaje de Jesús y al momento histórico que le ha tocado vivir?
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