Dicen que nunca llueve a gusto de todos, pero en el Festival de San Sebastián y a tenor de los comentarios que se escuchaban en la cena que siguió a la entrega de premios, parecía que la lluvia festivalera había sido del agrado de todos.
Al menos, y salvo que se tratase de un gesto de extremada cortesía, todos parecían contentos; los unos, los menos, porque habían ganado, y los otros, la mayoría, porque habían asistido a un buen espectáculo. Nadie osó criticar abiertamente ni los resultados, ni el desarrollo. Hubo, eso sí, alguna pequeña censura dirigida a ciertos aspectos del Festival, aunque toda censura iba a continuación seguida de "en general, todo ha salido muy bien".
La decisión del jurado fue acatada y, en la mayoría de los casos, compartida, pese a que no faltaron los que opinaban que en la lista corta no estaban todos los que eran ni eran todos los que estaban. No obstante, estos pequeños detalles quedaban relegados a la hora de dar una valoración global, que invariablemente resultaba positiva.
Anuncios recabó la opinión de algunos de los asistentes a este Festival.
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