Tras su sorprendente debut con American Beauty (1999), ganadora de varios Oscar, el británico Sam Mendes, hasta entonces ligado al mundo del teatro, no defraudó con su siguiente film, una historia ambientada en los años de la Depresión en los Estados Unidos que cuenta con la participación de Paul Newman y Tom Hanks. Camino a la perdición (2002) encontró su fuente de inspiración en un cómic y supuso la consolidación de Mendes, el mismo director que nos deslumbró con una propuesta titulada de manera escueta 1917 (2019), un relato que acontece en Europa durante la Primera Guerra Mundial y que deviene toda una proeza a nivel visual. En el presente artículo damos cuenta del contenido y del «continente» del segundo largometraje dirigido por Sam Mendes, en que una vez más la plasticidad y el preciosismo de sus imágenes nos ayudan a definir los contornos de su cine.
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