El trastorno bipolar es un trastorno mental grave y recurrente de carácter crónico que se caracteriza por oscilaciones del estado de ánimo con fases de manía, hipomanía o mixtas alternadas con episodios depresivos.
La prevalencia a lo largo de la vida se estima entre el 1 y 3%, siendo la edad media de debut entre los 18 y 20 años. Los factores estresantes psicosociales influyen en el comienzo y en las posteriores recidivas dentro de un modelo de vulnerabilidad genética. Entre los acontecimientos vitales que pueden influir notablemente en el curso de la enfermedad se sitúan el embarazo y el parto. Son periodos de vulnerabilidad en los que puede acontecer un empeoramiento de los síntomas o incluso una recaída a pesar de existir una buena adherencia terapéutica.
El riesgo de recurrencias se incrementa cuando los psicofármacos se retiran bruscamente. De hecho, hasta un 81-85’5% de gestantes con trastorno bipolar tienen el riesgo de recaer si dejan de tomar estabilizantes del ánimo.
La exposición al litio durante el primer trimestre se ha relacionado con malformaciones cardíacas en el feto, especialmente la anomalía de Ebstein. El ácido valproico y la carbamazepina aumentan el riesgo de defectos en el tubo neural. En cambio, la lamotrigina en monoterapia ha demostrado menor riesgo de malformaciones que otros anticonvulsivantes. Por todo ello, es fundamental valorar el riesgo-beneficio del uso de psicofármacos, siendo necesario el conocimiento de su uso y elaborar un plan de tratamiento individualizado en cada caso.
Bipolar disorder is a recurring and chronic severe mental disorder consisting of mood shifts between manic, hypomanic or mixed phases alternated with depressive episodes. Lifetime prevalence is estimated between 1 and 3%, mean age of debut being between 18 and 20 years of age. Psychosocial stressors influence the onset and subsequent relapses within a model of genetic vulnerability. Among the vital events that can significantly influence the course of the disorder are pregnancy and childbirth. They are periods of vulnerability in which there can be a worsening of symptoms or even a relapse despite having a good therapeutic adherence. The risk of recurrence is increased when psychoactive drugs are withdrawn abruptly; in fact up to 81-85.5% of pregnant women with bipolar disorder have the risk of relapse if they stop taking mood stabilizers. Exposure to lithium during the first trimester has been linked to cardiac malformations in the fetus, especially Ebstein’s anomaly.
Valproic acid and carbamazepine increase the risk of neural tube defects. Lamotrigine monotherapy has shown a lower risk of malformations than other anticonvulsants. It is essential to assess the risks and benefits of the use of psychotropic drugs, the knowledge of their use is necessary as is the elaboration of an individualized treatment plan in each case
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