El primer obispo de Tarragona fue Fructuoso (1259 dC). En el período 384-440 los prelados tarraconenses tuvieron problemas con los priscilianistas, se construyeron la basílica y el monasterio del Parc Central y los grandes cementerios alcanzaron su máximo esplendor. En el periodo 440-555 se situa la edad de oro de Tarraco como sede episcopal: se celebra el Concilio de Tarraco, se construyen diversas iglesias y el obispo Juan es designado "Vicario de la Sede Apostólica" en Hispania. En el periodo final, Toledo se convertirá en la nueva sede del poder espiritual y real
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