El Estado de Derecho y su legalidad obtienen una manifestación esencial en la «forma», en aquellos presupuestos y requisitos procesales que salvaguardan la correcta delimitación de la controversia. En tiempos de inmediatez y premura como los presentes es preciso recordar el valor de la seguridad jurídica en nuestro ordenamiento; certeza, claridad y previsibilidad; tres notas y una palabra —forma— que hoy reclamamos necesarias para que la novedad no socave la irrenunciable seguridad en las relaciones jurídicas.
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