La futura jubilación del 30% de las plantillas de la Administración Pública en los próximos 10 años puede ser la excusa perfecta para tratar de impulsar la incorporación de nuevos perfiles profesionales a la Administración Pública, para ello hace falta políticos que se impliquen, directivos que conduzcan el cambio y sindicatos que se sumen.La necesidad que tiene la administración de crear puestos de trabajo con nuevos perfiles capaces de responder a las nuevas exigencias de transformación es directamente proporcional a la dificultad de alcanzar este objetivo debido a la rigidez de sus estructuras organizativas.Los principales déficits vienen enmarcados por una mala gestión de las vacantes, el necesario rediseño de puestos y perfiles adaptados a la automatización; el impulso de estructuras flexibles en las que se fomente el trabajo por objetivos; la necesidad de tecnificar la plantilla; establecer planes de capacitación que formen al personal de las administraciones a lo largo de toda su vida laboral y la importancia de acabar con estructuras excesivamente piramidales y burocratizadas.Alberto Ortiz de Zárate, pionero en la apertura de datos públicos y en las políticas de Gobierno abierto y especialista en Cambio analiza para Capital Humano cómo afrontar estos cambios.
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