En «El rey burgués» (1887) de Azul de Rubén Darío, la figura del poeta que para sobrevivir entretiene al rey dando vueltas a un manubrio para hacer sonar una caja de música que toca valses, cuadrillas y galopas, se puede asociar a Pierrot. Sin embargo, nuestra hipótesis no se reduce a ello: postulamos que el uso que hace Couto Castillo de esta figura se vincula con el afán decadentista de construir nuevos paradigmas estéticos y vitales en franco antagonismo con los principios utilitarios, mercantilistas y positivistas de la visión del mundo burgués que el México de Porfirio Díaz promovía. Sin embargo, Cristófalo difiere respecto de la idea de que en el poemario se parte del Ideal para avanzar hacia el Spleen. Mientras que en el primero, el trato con la parca se transforma en una posible respuesta ante la falta de valoración social; en el segundo, el momento de mayor esplendor artístico se produce al filo de la tumba; sin embargo, el bufón no puede vislumbrar que se encuentra en el camino del abismo.
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