Resumen de Las tres cámaras en «La azotea» de Cámara secreta de Edgardo Rodríguez Juliá
No es de extrañar que sea «La azotea» el lugar donde Rodríguez Juliá presenta por primera vez la distinción hecha por John Berger entre los conceptos naked y nude: «nude es cuando posamos desnudos, cuando alguien es testigo de nuestra desnudez y somos, a la vez, colaboradores en la captación de ese estado» (33); sin embargo, cuando estamos naked, «no estamos conscientes de la mirada del otro, de su intromisión en nuestra intimidad» (33). Los recónditos rincones del cuerpo femenino Puesto que el voyerismo implica observar, pero nunca poseer físicamente, al cuerpo-objeto generador del placer, inevitablemente se vincula con un tipo de complejo de castración, en tanto que impide el uso efectivo de los órganos genitales, del que procede «el idealismo supremo de la fotografía de Weston» (37) -«esa tensión entre el deseo y la belleza, entre la emoción que me provoca la amada y la perturbadora otredad del cuerpo deseado, ese embeleso con su extrañeza» (37)-, y que, según el psicoanálisis, encuentra dos vías «para escapar de la ansiedad» (Mulvey: 373): bien «la preocupación por la reactivación del trauma original (investigando a la mujer, desentrañando su misterio), contrarrestada por la devaluación, el castigo o la redención del objeto culpable» (Mulvey: 373); «o la completa negación de la castración por medio de la sustitución por un objeto fetiche, o por la conversión en fetiche de la figura representada, de manera que pase a ser tranquilizadora en lugar de peligrosa» (Mulvey: 373). Si bien la descripción ruda y escatológica de esta anatómica cámara secreta, que sin embargo se distancia de la voz narrativa al ampararse en citas de otros autores,6 pareciera condenar la reveladora obscenidad de estas imágenes, la ironía del narrador al detenerse en «el detalle amenazante, algo torpe, pesadilla de la ternura» (35), no hace sino elevar la condición exclusivamente femenina de lo mostrado al nivel más supremo del erotismo. «Hoy en día parece ser que, en cuanto a la comunicación de masas, el mensaje lingüístico está presente en todas las imágenes: bien bajo forma de titular, texto explicativo, artículo de prensa, diálogo de película o globo de comic; esto muestra que no es demasiado exacto hablar de una civilización de la imagen: aún constituimos, y quizá más que nunca, una civilización basada en la escritura, ya que la escritura y la palabra siguen siendo elementos con consistencia en la estructura de la información» (Barthes citado en Pérez Ortiz: 516).
