Cartografía garcilasista. Raquel Chang-Rodríguez Universidad de Alicante, Alicante, 2013, 279 pp.

• Autores: Beatriz Carolina Peña
• Localización: Guaraguao: revista de cultura latinoamericana, ISSN 1137-2354, Año 18, Nº. 47, 2014, págs. 213-218
• Idioma: español

• Es reseña de:

  • Cartografía garcilasista

    Raquel Chang-Rodríguez, Carmen Ruiz Barrionuevo

    Universidad de Alicante / Universitat d'Alacant, Departamento de Filología Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura, 2013. Cuadernos de América sin Nombre, 32. ISBN 978-84-9717-250-9

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• Resumen

  • Sea como carta náutica o como mapa metafórico, Cartografía garcilasista no se queda en el esbozo de la superficie del territorio letrado del escritor ni se conforma con la descripción de las costas y los escollos del mar escritural del Inca, sino que se adentra en los puntos graficados en tierra firme y bucea en los riesgosos bajíos marítimos con las metas de acompañar concienzudamente al autor en sus exploraciones de lugares y tiempos diversos y, sobre todo, de descubrir los nortes de su trayectoria creativa. El verso octosilábico de preferencia para Cristóbal de Castillejo, considerado por ello como un poeta conservador, es el mismo metro que el Inca Garcilaso favorece; sin embargo, Chang-Rodríguez matiza esta inclinación al tomar en cuenta los volúmenes petrarquistas de la biblioteca del autor y la estima hacia los versos renacentistas de su antepasado ilustre, el gran poeta toledano Garcilaso de la Vega. Para ratificar el carácter panamericanista de La Florida del Inca, el estudio de Chang-Rodríguez afilia al compendio histórico, relativo a la crónica del mestizo, Nueva Granada, Puerto Rico, desde donde Juan Ponce de León parte en busca de la fuente de la eterna juventud en las aguas floridanas y, sobre todo, México, a través de las aventuras novohispanas de otros conquistadores acompañantes de De Soto a la península norteamericana. Tal vez, sin embargo, ante la lejanía de la patria peruana, más acongoja al Inca la resonancia amarga de la frase que brota por «días, meses y años» al final de cada reunión familiar del clan materno: «con la memoria del bien perdido, siempre acababan su conversación en lágrimas y llanto, diciendo: trocósenos el reinar en vasallaje».