La historia de la vegetación sigue, desde hace millones de años, un proceso de cambio continuo. La sucesión de especies y paisajes que se trata de recomponer viene determinada por unos marcos climáticos variables, por eventos renovadores y su relación con el medio biótico (vegetal y animal), y por los propios mecanismos evolutivos. A partir de testimonios fragmentarios del registro fósil es posible conocer las pautas que determinaban su composición antes de la llegada del hombre. En este trabajo se pasa revista a los principales eventos climáticos y culturales de los primeros compases del Holoceno en las áreas montañosas de Cantabria, tratando de establecer relaciones entre los mismos y las evoluciónes constatadas en los paisajes vegetales.
Fundamentalmente la revolución neolítica, cuya datación para el territorio cántabro va siendo situada cada vez más atrás en el tiempo, supuso un salto cualitativo en las relaciones entre el hombre y el bosque. Se hacía imprescindible ganar espacios al arbolado para desarrollar incipientes sistemas agrícolas y, sobre todo, para crear pastizales para el ganado recién domesticado. El fuego es la herramienta poderosa con la que se contó para esta tarea, que se iría intensificando con sucesivos aportes de pueblos indoeuropeos. Los celtas creaban, allí donde se desplazaban, su propio “paisaje cultural” en base a la ganadería hasta tal punto de que, por ejemplo, el periodo entre el Bronce tardío y la Edad del Hierro se considera el de deforestación más activa en la historia de Inglaterra (Roberts, 1989). Las deforestaciones postneolíticas afectarían especialmente a la franja costera, los fondos de los valles más amplios y las tierras más altas susceptibles de aprovechamientos ganaderos estivales. En estas últimas, los incendios pastorales determinarían, por su recurrencia, Ia expansión de brezales y pastizales y la extinción de los pinares de montaña.
Variable climatic processes, renewal events and their relationship to the biotic environment intervene in the historical process of changes in vegetation, which are also produced by their own evolutionary mechanisms. Based on the fragmentary testimony of fossil records it is possible to discover the patterns which determined their composition before the arrival of man. This study reviews the main climatic and cultural events of the beginning of the Holocene in mountain areas of Cantabria, in an attempt to establish relationships among them and the evolution in vegetal landscapes.
Fundamentally the Neolithic revolution, which is being dated further and further back in time for Cantabria, meant a qualitative leap in the relationships between man and forest. In this period the treed area decreased to give way to incipient agricultural systems and, above all, to create grazing for the recently domesticated livestock. Fire was the tool used for this task, which would intensify with the successive contributions of Indo-European peoples. The Celts created their own "cultural landscape" based on livestock farming wherever they went, to the point that, for example, the late Bronze Age and Iron Age are considered the time of most active deforestation in the history of England. Post-Neolithic deforestation especially affected coastal areas, the widest valley bottoms and highest terrains suitable for livestock use in the summer. Recurring pasture fires in the latter determined the expansion of heath and grasslands and the extinction of mountain pine groves.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados