El cultivo de salmónidos en Argentina, introducidos desde el hemisferio norte, comienza a principios del siglo pasado y ha persistido hasta el presente como actividad de reproducción y crianza a cargo de organismos gubernamentales, y pequeños productores a nivel familiar. En general, se ha circunscripto fundamentalmente a regiones de la precordillera de los Andes en la Patagonia argentina, ligado al desarrollo del turismo, especialmente en la zona de Bariloche y Esquel. En sus comienzos se orientó hacia la repoblación de ambientes naturales, y sólo a principios de la década del 70 surgen los primeros criaderos intensivos en el marco de la actividad privada, utilizando la trucha arco-iris. Pese al incremento del turismo en los últimos años, no ha existido un crecimiento paralelo de la piscicultura, y los volúmenes de producción no superan las 2000 toneladas anuales, según cifras estimadas, ya que la comercialización tiene múltiples vías alternativas que no son registradas en las estadísticas oficiales.
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