La figura de San Isidoro de Sevilla transformó no sólo la ideología y el pensamiento religiosos de los siglos VI y VII, sino que dio lugar a una revolución cultural, social y política de un profundo calado en la cultura de transición entre el Mundo Antiguo y el Medieval. Trascendió la sociedad hispana para convertirse en uno de los pilares del Cristianismo primitivo, no en vano Alcuino de York, en el siglo X, lo calificó como Doctor Hispaniae.
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