México
En este trabajo me propongo aplicar una cierta metodología para efectuar un análisis de la imaginación que contraste con tratamientos de orden factual. En el enfoque adoptado el examen de la imaginación se realiza vía el análisis gramatical del concepto de imaginación.
Reviso por lo tanto diversas formas de expresión en las que se usan la palabra ‘imaginar’ y sus derivados. El examen de las aplicaciones de dichas expresiones nos fuerza a fijarnos en las circunstancias en las que son empleadas y en la utilidad que de hecho le prestan al hablante.
Vemos entonces que el concepto de imaginación no está diseñado para hablar de la realidad ni para generar conocimiento. El verbo ‘imaginar’ alude más bien a situaciones posibles. Una verdad gramatical que podemos enunciar es que ‘yo imagino x’ implica ‘x no es real’. En general, usamos ‘imaginar’ e ‘imaginación’ para cosas tan variadas como confesar algo, ofrecer disculpas, justificar ciertas acciones o decisiones, expresarse emocionalmente, Siguiendo a L.
Wittgenstein, descubrimos que un rasgo esencial del concepto de imaginar es que en primera persona el hablante tiene la prerrogativa de desarrollar el discurso como quiera. Con los resultados obtenidos podemos pasar a mostrar el carácter espurio de multitud de pseudo-problemas filosóficos vinculados con la imaginación como la incomprensible naturaleza de los objetos imaginarios o la supuesta ubicación en el cerebro de una misteriosa facultad.
In this paper I intend to apply a certain methodology in order to carry out an analysis of imagination which should contrast with the usual kind of factual sort of approaches. Given my outlook, the study of imagination is achieved through the grammatical analysis of ‘imagination’.
Accordingly, I examine different kinds of expressions in which ‘imagination’ and related words are employed. This forces us to pay attention to the circumstances in which they are used as well as in their usefulness. We then confirm that the concept of imagination was designed neither to speak about reality nor to generate knowledge. ‘Imagine’ points rather to possible situations. A grammatical truth about it is that ‘I imagine x’ implies ‘x is not real’. In general, we use ‘imagine’ and ‘imagination’ for a variety of goals as for instance to confess something, to plead guilty, to justify particular actions or decisions, express oneself emotionally and so on. Following L. Wittgenstein, we discover that an essential feature of the concept of imagination is that when used in the first person the speaker has the peculiar right to develop the narrative as he wishes. Once certain results are attained, we can then show the spurious character of a variety of philosophical pseudo-problems like those concerning fictional objects and the supposed location in the brain of a mysterious faculty.
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