La fragmentación política es reflejo de la sociedad actual. Por tanto debe ser asumida como parte de la evolución y el devenir de nuestros tiempos, como parte de nuestra esencia y como una realidad más de la voluntad popular. En definitiva, como una expresión democrática que merece no solo ser respetada sino ser entendida, interpretada y gestionada consentido de utilidad pública, con pragmatismo y pensando en el interés general.
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