Monrovia es una ciudad fantasma. Por sus calles sólo se ve a menores de 18 años que, dirigidos por jefes pandilleros, aterrorizan y torturan a miembros de bandas rivales. Los niños roban lo que pueden y muchos de ellos ya disparan fusiles de asalto. Así vio la capital liberiana el enviado especial de Cambio 16.
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