Actualmente, las naciones deben enfrentar, desde su propia perspectiva, y echando mano de sus propios recursos, el hecho irreversible de la globalización de los mercados, altamente competitivos, en medio de una crisis ecológica. Sin embargo, y tal como afirman Alvin y Heidy Toffler, el solo razonamiento geoeconómico resulta inadecuado para definir en el contexto mundial actual por dos razones: es demasiado simple y anticuado. Simple porque trata de explicar el poder mundial sólo en términos de dos factores, el económico y el militar; anticuado porque no reconoce el creciente papel de los conocimientos; que constituyen hoy el punto neurálgico de los recursos de toda economía avanzada.
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