Es necesario haber sido criado con el “espíritu militar” para entender la diferencia entre Hiroshima y Nagasaki por una parte y Auschwitz y Bergen-Belsen por la otra. Se suele decir que en el primer caso se trata de guerra y en el segundo de asesinato a sangre fría. Pero la verdad sin afeites es la siguiente: en ambos casos se trata de gente inerme, no combatientes, ancianos, mujeres y niños, y fueron aniquilados para lograr un objetivo político militar. Estoy seguro de que la humanidad va a desaparecer si el sentimiento natural de horror por las atrocidades no se sobrepone a los razonamientos especiosos.
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