Uno de los aspectos esenciales que separan la concepción de Cine Clásico y Cine Moderno tiene que ver con la representación de los estados mentales de los personajes frente a su deducción o inferencia. En el Clásico, el espectador deduce las motivaciones y creencias de los protagonistas a través de la forma en que actúan (entendiendo que el habla también es acción), mientras que, en el Moderno, no es extraño que el público acceda a esas motivaciones y creencias representadas a través la imagen y el sonido.
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