José Antonio Rodríguez Portal, José Gregorio Soto Campos, Francisco Javier Álvarez Gutiérrez, C. Carmona Bernal, R. Sánchez Gil, José Castillo Gómez
Hemos estudiado en 42 varones con edades comprendidas entre 20 y 44 años (media de 32,6 ± 5,9), seleccionados aleatoriamente de una muestra de población general, si la ingesta de sodio, potasio o calcio, reflejado en la excreción urinaria en 24 horas de dichos iones, tiene alguna relación con la presencia de hiperreactividad bronquial. Todos ellos completaron un cuestionario sobre sintomatología bronquial, nasal, hábito tabáquico y medicación tomada en el último año. Se realizaron pruebas de función pulmonar, test de provocación inespecífica con metacolina, test cutáneos y determinación de IgE total y específica frente a 11 alergenos comunes en nuestro medio. Los sujetos realizaron la recolección de orina de 24 horas para la posterior determinación de la excreción de electrolitos. La hiperreactividad bronquial se analizó mediante la pendiente de la curva dosis-respuesta. Detectamos una clara relación entre la excreción urinaria de potasio y la presencia de hiperreactividad bronquial (p<0,05), no ocurriendo lo mismo con el sodio o el calcio (p<0,28). También encontramos que los pacientes con mayor excreción urinaria de potasio tenían un mayor riesgo de haber sido diagnosticados de asma, que los individuos con excreción de potasio baja (OR 1.44, intervalo de confianza al 95 % 0,75-2,85). El significado de estos hallazgos tanto clínica como fisiopatológicamente no es conocido.
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