Con un espectro político muy fragmentado en 23 coaliciones, aunque sólo dos líderes tienen opción a la victoria -Alemán y Ortega-, se inicia un proceso electoral condicionado por la violencia en el Norte del país. Los fantasmas del somocismo y el sandinismo, que dominaron medio siglo de convulsa historia nicaragüense, reviven seis años después de la guerra, cuando todavía está pendiente la reconciliación y la reactivación económica de esta pequeña nación.
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