Madrid, España
The iconic work of Philip II (Valladolid, May 21, 1527-San Lorenzo de El Escorial, September 13, 1598) was the Royal Monastery of St. Lawrence de El Escorial (1563-1584). Such a featured work was built in collaboration with various skilled journeymen: stonecutters, masons, slatecutters and, of course, carpenters and cabinetmakers. Many were those who got their hands on such a great artwork. The carpenters were devoted to the development of doors, windows, painting doors and windows, roof trusses and spiers and construction of cranes and scaffolding, using current timber. Cabinetmakers, meanwhile, left their mark on the making of furniture comprising the main rooms of the monastery and marquetry doors, using for making them the so called fine woods, harder, more consistent and of great aesthetic beauty. Carpenters and cabinetmakers worked under the orders of Father Villacastín, the greater worker of the Monastery, a person aware of the progress of the working process, dealing with the construction of the building, work schedules, supplying materials and all administrative task, ie, the foreman. They worked also under the orders of architect Juan de Herrera and carpentry foreman García de Quesada. In addition, we must take into account the figures of García de Brizuela, an accountant and supervisor in the first phase, and Gonzalo Ramirez in the second one, with whom works contracts were signed and companies were formed.
La obra emblemática del rey Felipe II (Valladolid, 21 de mayo de 1527-San Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598) fue el Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial (1563-1584). Tan insigne obra contó para su construcción con la colaboración de distintos oficiales: canteros, albañiles, pizarristas y, por supuesto, carpinteros y ebanistas. Muchos fueron los que pusieron sus manos en tan gran obra artística. Los carpinteros se dedicaron a la elaboración de puertas, ventanas, pintura de puertas y ventanas, maderamientos de soleras, armaduras de tejados y chapiteles y construcción de grúas y andamios, utilizando para ello maderas corrientes. Los ebanistas, por su parte, dejaron su impronta en la confección del mobiliario que comprenden las principales estancias del monasterio y de las puertas de marquetería, empleando para su confección las llamadas maderas finas, más duras y consistentes y de gran belleza estética. Los carpinteros y ebanistas se encontraron a las órdenes del Padre Villacastín, obrero mayor del Monasterio, persona enterada de la marcha de las obras, ocupándose de la construcción del edificio, de los horarios de los trabajos, el suministro de los materiales y de toda la tarea administrativa, es decir, el capataz. Trabajaron también a las órdenes del arquitecto mayor Juan de Herrera y del aparejador de carpintería García de Quesada. Además, hay que tener en cuenta las figuras de García de Brizuela, como contador y veedor en la primera fase, y de Gonzalo Ramírez en la segunda, con quienes se firmaron los contratos de obras y se formaron las compañías
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados