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Resumen de Lexicografía misionera bilingüe novohispana: el vocabulario náhuatl-castellano de 1571

Manuel Galeote, Miguel Figueroa Saavedra

  • español

    Con el Vocabvlario en lengva mexicana y castellana (México, 1571) culminan los trabajos lexicográficos sobre la lengua náhuatl del equipo de misioneros franciscanos, con Alonso de Molina a la cabeza, que Bernardino de Sahagún impulsó en 1555. Anteriormente, ya Andrés de Olmos había reunido un corpus de voces autorizadas a partir de textos para lograr un vocabulario completo. El paradigma franciscano siguió la senda de Olmos, pero perfiló los matices del significado y uso de las voces glosadas. Los misioneros tenían la urgencia de componer discursos (sermones, pláticas) y difundir documentos escritos, correctos y respetuosos con las normas gramaticales del náhuatl. Los dos vocabularios castellano-náhuatl (1555-1571) fueron ensayos previos de Molina. Se separaban cualitativa y cuantitativamente de lo que nos ha llegado de Olmos. Pero en este Vocabulario mexicano-castellano, Molina demostró la altura de su talla de lexicógrafo y de gramático, pues también en el mismo año 1571 publicó el Arte de la lengua mexicana. Desde el punto de vista de la microestructura lexicográfica, fray Alonso proporcionó información sobre la construcción del verbo, así como también hacía con el sustantivo o el adverbio. En el orden alfabético, los verbos mostraban los prefijos y la modificación de la raíz en la forma del perfecto. Lograda una ordenación alfabética de las entradas más práctica, la búsqueda y la integración de las características morfosintácticas de la lengua aglutinante resultó más fácil. El final del histórico proyecto comunitario franciscano fue imprimir aquella obra lexicográfica, concebida para “provecho del prójimo”, que contenía mucha información gramatical, le dotaba de utilidad didáctica y traductora, y superaba a todas por “mejor declarar cada vocablo de la lengua” náhuatl.

  • English

    The lexicographical works of the Franciscan missionary team is culminated with the Vocabvlario en lengva mexicana y castellana (Mexico, 1571), with Alonso de Molina leading it, and which Bernardino de Sahagún had promoted as early as 1555. Previously, Andrés de Olmos had already put together a corpus of texts by authorized authors to achieve a complete vocabulary of the Nahuatl language. The Franciscan paradigm followed the path of Olmos, but he outlined the nuances of the meaning and use of the glossed words. The missionaries were urged to compose speeches (sermons, pláticas) and to distribute written documents that were correct and respectful following the grammatical norms of Nahuatl. The two Castilian-Nahuatl vocabularies (1555, 1571) were previous attempts of Molina. They are qualitatively and quantitatively different from what Olmos produced. But in this Mexican-Spanish vocabulary, Molina demonstrated his ability as a lexicographer and grammarian, especially given his publications of the Arte de la lengua mexicana in the same year 1571. From the point of view of the lexicographical microstructure, fray Alonso explained verb construction as well as he did with noun or adverb. In alphabetical order, the verbs include prefixes and the modification of the root in the perfect form. With a more practical alphabetical ordering of the entries, the search and integration of the morphosyntactic characteristics of the agglutinating language was made easier. The final step of the historic Franciscan project was to print this lexicographical work, conceived as the “provecho del prójimo”, which contained an abundance of grammatical information, proving useful as a tool for translation and instruction, surpassing previous work as as “mejor declarar cada vocablo de la lengua” náhuatl.


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