Carmelo Soria, funcionario español de la ONU, pude ser la primera víctima en 1976 de un plan de la dictadura chilena para utilizar la guerra química contra quienes luchaban por la democracia. Será difícil comprobarlo, porque el testigo que iba a contarlo fue asesinado y Pinochet sigue como jefe del Ejército. La familia Soria necesita la ayuda del Gobierno español para recurrir al Tribunal de La Haya, pues la Corte suprema de Chile ha incluido a los asesinos en la "autoamnistía" impuesta por Pinochet.
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