Introducción y objetivos. El empleo de catéteres con punta de 8 mm o irrigados para la ablación del aleteo auricular produce lesiones más anchas y profundas que los estándares, hasta de 10 mm de longitud y profundidad. El daño potencial sobre la válvula tricúspide o la vena cava inferior no se ha evaluado de forma reglada.
Pacientes y método. Se hizo ablación del istmo cavotricuspídeo en 26 animales (cerdos, con un peso de 26-52 kg) con un total de 187 aplicaciones, empleando aleatoriamente catéteres estándar de 4 y 8 mm, y catéteres irrigados, con control de la potencia, la impedancia y la temperatura.
Resultados. Los catéteres irrigados y de 8 mm produjeron lesiones de mayor tamaño. En 7 animales (uno con catéter irrigado, 4 con catéter de 8 mm y 2 con catéter estándar) se dañó la válvula tricúspide, la lesión fue severa en 3 casos y moderada, en 4. Los casos con lesión valvular habían recibido mayor potencia (59 ± 27 frente a 51 ± 24 W; p = 0,03) y alcanzado temperaturas más altas (63 ± 4 frente a 55 ± 11 °C; p < 0,001). La medición del pulso de baja energía preablación fue también mayor cuando se produjeron lesiones (0,55 ± 0,24 frente a 0,35 ± 0,29; p = 0,001), lo que indicó una mayor presión de contacto del catéter.
Conclusiones. El daño valvular durante la ablación del istmo cavotricuspídeo puede ser más frecuente con el uso de alta energía y con catéteres de 8 mm e irrigados, pero también se puede producir con catéteres estándares y energías habituales. Para evitarlo, no se deben hacer aplicaciones en el interior del ventrículo derecho, justo encima de la válvula tricúspide.
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