El hormigón de los camiones del ayuntamiento entierra los últimos vestigios de lo que podría ser la muralla árabe defensiva de Madrid, fechada en el siglo XVI. Mientras queda sepultado parte del patrimonio histórico-cultural de la Villa y Corte madrileña, alcalde, fuerzas de la oposición y arqueólogos no se ponen de acuerdo sobre qué hacer con los sillares que todavía asoman en la Plaza de Oriente.
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